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O Direito pela Terra
El pueblo pigmeo es un pueblo que no posee las tierras en las que habita. El reconocimiento de su derecho a la tierra es una de nuestras tareas principales.
En los años 80, las comunidades baka fueron expulsadas de la selva y se quedaron sin sus principales medios de vida. Se asentaron en territorios al lado de los pueblos bantúes, a pesar de que el Gobierno camerunés les cedió algunas tierras. El principal problema fue que las personas baka no sabían trabajarlas y por este motivo se aprovecharon de ellas, sometiéndolos de manera infrahumana, casi como mano de obra esclava.
La comunidad pigmea se enfrenta, desde hace cuatro décadas, a una doble problemática: la inadecuación de técnicas y herramientas para labrar la tierra, y la difícil relación baka-bantú. A esto se suma que, en la actualidad, muchas de las tierras de Camerún están catalogadas como reserva natural.
Desde Zerca y Lejos trabajamos día a día para poder establecer qué tierras pertenecían históricamente a los pueblos baka, cuáles son de propiedad privada y cuáles se consideran reserva natural. El objetivo que se persigue es recuperar las tierras pigmeas y poder dotar a la población de los mecanismos y técnicas suficientes para poder trabajarlas, sin depender de otras etnias.
Según el Centro para el Medio Ambiente y el Desarrollo, entre 2005 y 2012, la demanda de tierra por parte de monocultivos a gran escala ascendió a dos millones de hectáreas, de los seis millones de hectáreas de tierra cultivables que tiene el país. Entre los monocultivos industriales que más se producen se encuentran los de árboles de caucho y los árboles de palma aceitera. La propiedad privada, sumada a la construcción de infraestructuras, como presas, ferrocarriles o puertos de agua, ponen en riesgo las tierras cultivables por la población autóctona y, por ende, la soberanía alimentaria.
El derecho a la tierra de los pequeños productores rurales se encuentra en una frágil situación. Desde Zerca y Lejos trabajamos para defender y promover ese derecho. Dentro del derecho a la tierra, las mujeres cumplen un papel fundamental, ya que muchas de ellas son quienes se encargan de trabajarlas a pequeña escala. En Camerún, las mujeres son responsables de la producción de 60-80% de los alimentos, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En Camerún existe un problema soberbio de nomenclatura y discriminación racial. Mientras que en la comunidad internacional los pueblos pigmeos están reconocidos como población indígena, dentro del propio país los pigmeos son comunidades marginadas que no se reconocen en muchos casos, ni siquiera como seres humanos. Aquí reside el fuerte racismo nacional hacia estos pueblos pigmeos.
La propiedad privada de la tierra de Camerún reside en manos de multinacionales y del pueblo bantú. Los pueblos pigmeos trabajan bajo las órdenes de éstos en condiciones que atentan contra sus derechos fundamentales.
Hoy en día hay unas 451 millones de hectáreas, a nivel mundial, que son propiedad de comunidades indígenas o están administradas por estas comunidades, con autorización del Estado. Esto se traduce en tan sólo el 31% de la tierra cultivable mundial. La democratización planetaria y la conciencia sobre problemas medioambientales han favorecido este creciente reconocimiento del derecho indígena, pero no es suficiente. Es necesaria la incesante actuación del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, para solventar los problemas de la sociedad civil indígena respecto a la tierra y proteger a los grupos minoritarios, como el pueblo baka.
Es necesario que el Estado camerunés tome urgentemente medidas para proteger y fortalecer el derecho a la tierra de los pueblos indígenas:
- Recoger en la legislación el derecho de los pueblos indígenas a poseer, usar, desarrollar y controlar sus tierras, territorios y recursos.
- Tomar en consideración a los pueblos indígenas afectados y coopere con ellos a través de sus propias instituciones representativas, antes de aprobar cualquier proyecto que pueda afectar a sus tierras, especialmente en lo que se refiere al desarrollo, uso o explotación de minerales, agua o cualquier otro tipo de recurso natural.
- Garantizar a los pueblos indígenas una compensación justa y equitativa por cualquier tierra, territorio o recurso que les haya pertenecido o hayan ocupado o usado tradicionalmente y haya sido confiscado, tomado, ocupado, explotado o degradado sin su consentimiento fundamentado previo y libre.
- Asegurar que el procedimiento legal para registrar un terreno respete debidamente las costumbres, tradiciones y sistemas de propiedad de la tierra de los pueblos indígenas interesados sin ningún tipo de discriminación racial.
- Proteger a los pueblos indígenas frente a cualquier ataque contra su integridad física o mental.
Texto de Zerca y Lejos